Qué ver en Poio: descubre un destino con mucho encanto en las Rías Baixas
Aunque puede que sea mucho menos conocida que otros destinos, lo cierto es que Poio es uno de esos lugares capaces de sorprender al viajero por su diversidad de paisajes, historia y lugares con encanto.
Y es que este municipio gallego, situado al otro lado de la ría de Pontevedra, frente a la capital del mismo nombre, ofrece un variado abanico de atractivos que lo convierten en un destino ideal para una escapada de relax.
Desde su patrimonio histórico y artístico, con joyas como el famoso pueblo de Combarro o el Monasterio de San Xoán o la Casa Museo Cristóbal Colón, hasta su naturaleza exuberante, con paisajes de monte y playa, pasando por su evidente encanto marinero y su deliciosa gastronomía.
Desde luego, con semejante presentación, este municipio representa toda una invitación a descubrir la esencia de las Rías Baixas. Por eso hoy te vamos a contar todo lo qué ver en Poio, un lugar que te hará sentir la magia de Galicia en cada paso.
Qué ver en Poio: una escapada perfecta para disfrutar de la esencia de Galicia
Si bien los principales atractivos turísticos de Poio pueden verse en una jornada, a continuación te proponemos algunas ideas para que aproveches al máximo tu visita y no te pierdas nada de lo que el municipio poiense tiene para ofrecerte.
Combarro, un pueblo marinero que enamora
Que duda cabe de que una de las mejores formas de comenzar el recorrido por Poio es en Combarro, uno de los pueblos con más encanto y más fotografiados de Galicia.
Combarro representa el perfecto ejemplo de arquitectura popular marinera gallega, con sus casas de piedra junto al mar y sus hórreos, unas construcciones típicas de Galicia que servían (y aún sirven) para guardar el grano.
Unas construcciones que, por otra parte, nos hablan de la dualidad de este territorio que no solo vivia de cara al mar, sino que también tenía una profunda tradición agrícola. En la actualidad, son más de 20 los hórreos que están alineados a lo largo de la costa formando la estampa que ha hecho famoso al pueblo.
Pero no solo sus hórreos tienen encanto. También lo tienen sus estrechas calles, donde los cruceiros se entremezclan con fuentes, casas de piedra con balcones floridos, tiendas de artesanía y recoletos restaurantes donde degustar una buena mariscada. ¡Una experiencia inolvidable!
Monasterio de San Xoán de Poio, un tesoro del arte y la cultura gallegas
Seguimos el itinerario por Poio visitando el Monasterio de San Xoán, sin duda, el monumento más importante del municipio. A pesar de que su origen no está demasiado claro, todo parece indicar que se remonta al siglo VII y que alcanzó su esplendor durante el Renacimiento y el Barroco, del siglo XVI al XVIII.
Durante la visita es imprescindible visitar el Claustro Procesional, que destaca por su estilo renacentista y su preciosa fuente barroca y el Claustro de los Naranjos, cuyas paredes están cubiertas por más de 5.000 teselas que forman un enorme mosaico del Camino de Santiago obra del artista checo Antoine Marc Luc Machourek.
No menos bonita que los claustros es la iglesia, donde destaca el retablo del altar mayor datado de 1632. Una joya del barroco gallego con bellas columnas salomónicas y las imágenes de la Virgen de la Merced y San Juan Bautista, patronos de la orden y el convento respectivamente.
El monasterio alberga también un museo con obras de arte sacro y una biblioteca, considerada la más grande de Galicia entre las privadas. Tanto es así que ni los propios frailes saben los libros que tienen, aunque se estima que son más de 120.000.
Entre ellos se encuentran incunables, ediciones príncipes, documentos cartográficos, manuscritos y un ejemplar original y restaurado de la última biblia políglota impreso en Europa, concretamente en 1657.
Merece la pena también dejarse caer por sus jardines donde se emplaza un enorme hórreo del siglo XVIII que, con algo más de 33 metros de largo y casi 3,4 metros de ancho, es el hórreo más grande de Galicia, superando a otros famosos como es el caso del hórreo de Carnota y el de Lira, que son los más largos.
Casa Museo Cristóbal Colón, en busca del origen gallego del descubridor
Continuamos la ruta con otro de los imprescindibles qué ver en Poio, la Casa Museo Cristóbal Colón. Y es que existen varias teorías fundamentadas que han concluído que el famoso navegante descubridor de América podría haber nacido en esta localidad pontevedresa y no en Génova, como se cree tradicionalmente.
El museo se asienta en la Casa de la Cruz, el lugar donde se cree que vivió la familia del navegante durante la Edad Media. En su interior se muestran diversos documentos que prueban el origen gallego de Colón basados en el trabajo del investigador Celso García de la Riega, además de maquetas y vídeos contenidos audiovisuales.
Raxó, uno de los imprescindibles qué ver en Poio
Aunque a menudo suele pasar desapercibido, lo cierto es que este pequeño pueblo marinero bien vale la visita. Además de caminar por su largo paseo marítimo mientras contemplamos su bonita fachada litoral, podrás disfrutar de la gastronomía gallega en sus restaurantes.
Y también relajarte, ya que no solo hay una, sino hasta tres playas de arena fina y aguas cristalinas en el casco urbano: la playa de Raxó, la de Sinás y la de Xiorto. Además, muy cerca, aunque ya perteneciente al término municipal de Sanxenxo, se encuentra el mirador de A Granxa, que ofrece unas impresionantes vistas a la ría de Pontevedra, la isla de Tambo y Raxó.
Isla de Tambo: historia y leyendas
La isla de Tambo pertenece al ayuntamiento de Poio y está situada en medio de la ría, entre Marín y Poio. Su superficie total es de 28 hectáreas y tiene su punto más alto en los 81 metros de altitud del monte San Fagundo.
La isla llama la atención por sus exuberantes montes aunque sin duda lo que más destaca es su valor histórico ya que fue ocupada por distintas civilizaciones desde la Edad del Bronce hasta el siglo XX. Incluso fue lugar de retiro espiritual y tuvo un monasterio benedictino del que solo quedan los restos de una pequeña capilla.
También, como es habitual es Galicia, es fuente de innumerables leyendas. Una de ellas cuenta que el mismísimo pirata inglés Francis Drake atacó la isla y arraso con su monasterio tirando la imagen de la Virgen de Gracia a la ría.
Tras ser propiedad del Ministerio de Defensa durante muchos años, en la actualidad pertenece al concello de Poio que realiza visitas guiadas de forma regular para que los turistas la puedan conocer en primera persona.
Bosque de Secuoyas de Poio, un trocito de California en Galicia
Aunque incluso muchos pontevedreses desconocen la existencia este espacio natural, el bosque de secuoyas de Poio, más conocido como Bosque de Colón, es uno de los grandes atractivos de la visita.
El bosque se emplaza en una ladera del Monte Castrove, ocupando una superficie de más de 2 hectáreas donde crecen más de 450 ejemplares de enormes secuoyas rojas (Sequoia sempervirens). Se considera uno de los mayores bosques de su tipo de toda Europa y gracias a su localización es también un fantástico mirador hacia la ría.
Si ya un bosque de secuoyas en Galicia resulta algo curioso, no menos curiosa es la historia de cómo llegaron aquí estos árboles. Y es que se trata de un regalo realizado por el gobierno de los Estados Unidos al Concello de Poio en el año 1992 para conmemorar el aniversario del descubrimiento de América, algo que también explica su nombre.
Parque A Seca, un espacio verde con espectaculares vistas a la ría
Los amantes de las actividades al aire libre tienen en este parque un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza y el arte al mismo tiempo con las vistas de la ría de Pontevedra de telón de fondo.
El parque de A Seca cuenta con zonas verdes, áreas recreativas, parques infantiles y un conjunto escultórico llamado Parque da Memoria, diseñado por el Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, que rinde homenaje a la emigración de los cinco continentes.
Área Arqueológica da Caeira, un viaje de miles de años al arte rupestre
Terminamos la visita con otro de los imprescindibles qué ver en Poio, el Área Arqueológica da Caeira. Y no solo por su valor arqueológico, que es notable, sino también por las espectaculares vistas que ofrece de tanto de Poio como de la ciudad de Pontevedra.
En cuanto al yacimiento, se trata de un conjunto de más de 20 grabados rupestres datados entre el 4.000 y el 2.000 a.C. pertenecientes al conjunto de arte rupestre de Terras de Pontevedra.
Tres de ellos están catalogados como Monumento Histórico Artístico, aunque la mayoría de petroglifos se concentran en dos grandes piedras: A Laxe das Lebres y A Pedra Grande de Montecelo.
Los grabados representan figuras geométricas, animales y armas, y se pueden observar mejor durante las primeras horas del día o al atardecer. El área cuenta con pasarelas de madera, paneles informativos y hasta un centro de interpretación para facilitar la visita.