Qué ver en Corcubión y su ría: descubre los mejores planes para un viaje por la más septentrional de las Rías Baixas
El municipio más pequeño de toda la provincia de Coruña es, al mismo tiempo y de forma incuestionable uno de los más bonitos. Y es que hay mucho más que ver en Corcubión de lo que podría parecer a priori.
Este pueblo y la ría homónima, que se extiende desde el cabo de Finisterre hasta la kilométrica playa de Carnota, acogen en su interior y su litoral fascinantes entornos naturales, cascadas, faros, miradores y pueblos encantadores.
Desde luego, un lugar que invita a ser recorrido con calma para no perderse ninguno de sus matices. Por eso hoy te dejamos con los mejores lugares que ver en la Ría de Corcubión. ¡Acompáñanos!
Qué ver en Corcubión y su ría
De entre las Rías Baixas gallegas la de Corcubión es la más septentrional de todas. Y muy probablemente también la más atípica. Tanto es así que muchos consideran que forma parte de la costa da Morte, aunque geográficamente no sea en ningún modo así.
Esto es algo que se ve a simple vista en su forma y también en sus paisajes, muy alejados de los grandes núcleos industriales y de población del sur. Todo ello da como resultado un enclave más salvaje, natural y mejor conservado que el de las Rías Baixas y que es toda una delicia recorrer. Paisajes donde el verde y el azul se funden y que atesoran decenas de puntos de interés turístico, patrimonial y cultural qué ver en Corcubión. ¡Ahora descubriremos algunos de ellos!
Monte Louro, Lira y Portocubelo
El viaje para descubrir la Ría de Corcubión bien puede empezar en la villa de Muros que, por cierto, es uno de los pueblos de Galicia más encantadores. Después iremos bordeando el litoral hacia el norte y nos encontraremos primero con el famoso monte Louro y su playa con laguna. Casi al lado se encuentra también la kilométrica y bonita playa de Lariño junto al faro de punta Ínsua, construido en 1913 y hoy convertido en un exclusivo hotel.
Si seguimos avanzando en punta dos Remedios (uno de los cabos que marca la entrada a la ría de Corcubión) se encuentra Portocubelo y el puerto de Lira. Precisamente en esta parroquia de Lira está uno de los dos famosos hórreos del municipio de Carnota.
Carnota
Este ayuntamiento es famoso por su enorme playa considerada de las mejores de toda Galicia. El arenal es un inmenso y continuo banco de arena de más de 7 kilómetros de largo donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Con la marea baja algunas zonas de la playa alcanzan casi el kilómetro de ancho. En la misma playa de Carnota hay también otras playas muy interesantes entre las que destaca la de Boca do Río que dependiendo de la marea crea unas piscinas de agua natural perfectas para el baño.
Después de la zona de playas encontramos las marismas de Caldebarcos, más de 60 hectáreas de zona protegida debido a la presencia de varias aves migratorias. Pero antes de seguir avanzando hacia Corcubión el pueblo carnotano bien merece una parada para observar otro de sus grandes símbolos: el hórreo de Carnota. Dicen de él que es el tercer hórreo más largo de Galicia, aunque como ya se sabe, en esto cada pueblo tira por lo suyo. El hórreo era propiedad del clero igual que la casa rectoral y la iglesia de Santa Comba, que completan un conjunto arquitectónico de gran importancia y armonía.
O Pindo y Ézaro
Viajando por carretera por la Costa de Dexo veremos bonitos paisajes donde el verde del monte, el azul del cielo y el mar se funden con los grises, parduzcos y amarillos que el paso del tiempo y el embate del mar ha dibujado en los pequeños acantilados de la ría. Y de repente encontraremos O Pindo, un pequeño pueblo marinero de casas blancas en un pequeño entrante del mar que forma una de las estampas más bonitas de la Ría de Corcubión. Sobre el pueblo el monte Pindo se alza con sus 627 metros y sus mágicas leyendas asociadas.
Continuando por la costa alcanzaremos uno de los paisajes más bonitos de Galicia: la fervenza do Ézaro. Aquí el río Xallas desemboca en el mar en forma de cascada sobre una espectacular pared de granito de más de cien metros de altura conformando uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza. Merece la pena subir al mirador para ver las vistas y también intentar coincidir un fin de semana de verano cuando se llevan a cabo espectáculos audiovisuales de luz y color.
La villa de Corcubión
Tras unos kilómetros al fondo de la ría se encuentran Cee y Corcubión que con el tiempo han acabado formando un continuo urbano. La primera es una localidad con todos los servicios y la ciudad más grande de la zona. Un lugar moderno sin grandes monumentos que reseñar, pero bien situado y con una fantástica oferta gastronómica donde prima el pescado y marisco fresco.
Siguiendo hacia el norte nos encontramos ahora sí con la villa de Corcubión con su armoniosa fachada marinera de casas con galerías de madera en color blanco, muy típicas en la provincia de A Coruña. Su bien conservado casco urbano le valió el reconocimiento como Conjunto Histórico-Artístico en 1985.
Perderse por sus estrechas calles empedradas es una obligación y visitar monumentos como la iglesia románica de San Marcos (siglo XII), el Pazo de los Condes de Altamira (siglo XV) o el Pazo de los Condes de Traba también. Asimismo, merecen la pena algunas de las casas de indianos y casas solariegas repartidas a lo largo del municipio como la Casa Miñones (siglo XIX) o la Casa Teixeira (siglo XVIII) con su preciosa fachada neoclásica con escudo.
Ya en punta Pión es posible ver el castillo del Cardenal, finalizado por el ingeniero Francisco Llovet en el siglo XVII y que formó parte de la barrera defensiva del puerto.
El faro, el cabo y el pueblo de Finisterre
Bordeando la ensenada de Sardiñeiro, salpicada de playas y pequeñas aldeas, finalizamos el recorrido por la Ría de Corcubión en lo que los romanos llamaban finis terrae o lo que es lo mismo, el fin de la tierra conocida. Al pequeño pueblo marinero de Fisterra (de profunda esencia marinera) aún llegan hoy en día los peregrinos a pie en su epílogo del Camino de Santiago en busca del cabo Finisterre, la mayor atracción de la zona por su evidente misticismo y magia.
En el mismo cabo se asienta uno de los faros más emblemáticos de España, el conocido como faro del fin del mundo por ser considerado durante siglos el punto más occidental del continente europeo. El mejor momento del día para visitar el entorno del cabo y el faro es indudablemente al atardecer cuando podemos vivir la mágica experiencia de quedarnos a solas con la inmensidad del océano Atlántico mientras vemos esconderse poco a poco el sol. ¿Se puede pedir más para esta escapada por Corcubión y su ría?